Decidió reclutar a 40 personas estadounidenses y les dijo
que iban a participar en un experimento relacionado con la memoria y el
aprendizaje. Los agrupó en parejas y uno
tenía que hacer de profesor y el otro de alumno, asignaciones que se realizaron
de manera totalmente aleatoria (registrado en vídeo).
Posteriormente llevaban al estudiante a otra sala mientras
que el profesor le haría un test de memoria. Milgram les dijo a los profesores
que cada vez que el estudiante se equivocara tendrían que darle una descarga
eléctrica que iba entre los 50 y 450 voltios. Cada vez que el estudiante se
equivocara el castigo tendría que ser mayor. Pero lo que no sabían los estudiantes
es que las descargas eléctricas eran falsas y los gritos que escuchaban de
dolor estaban grabados.
Milgram lo que quería ver en este experimento es hasta donde
llegarían los profesores aumentando los niveles de descarga sabiendo que estarían
causando daños físicos a otra persona.
El resultado final es cuanto menos impactante, ya que el 65%
había llegado a ejecitar la descarga máxima de 450 voltios.
A la conclusión final que llegó el psicólogo fue que las
personas no se sentían responsables de sus actos, sino que se llegaron a
considerar marionetas o instrumentos que realizan lo que les dice otra persona,
en este caso el investigador.
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