En una época marcada por las Fake News, toda la culpa recae en las redes sociales, pero hay algo que siempre ha existido dentro de las personas, algo que nos hace creer (o querer creer) lo que nos interesa, lo que reafirma nuestros pensamientos. El Sesgo de Confirmación.
Podemos imaginar nuestro cerebro como un teletipo que va viendo pasar información, la que no nos gusta puede que pase desapercibida o que no la creamos, pero la que nos gusta, normalmente es porque se alinea con nuestras creencias preexistentes y solemos aceptarla sin cuestionarla. Es como si esa noticia nos hiciese automáticamente tener razón.
Pero, ¿por qué nos aferramos tanto a nuestras creencias? En parte, porque nos gusta sentir que tenemos razón, ¿a quien no?. Además, las redes sociales también tienen culpa por supuesto, ya que, refuerzan este sesgo, porque los algoritmos nos muestran contenido que coincide con nuestras búsquedas e intereses. Es como estar en una burbuja de información donde solo escuchamos lo que queremos escuchar. Es entendible que hagan esto las plataformas, si escuchas lo que te gusta te quedarás, cuanto más te quedes, más cobran.
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