miércoles, 18 de diciembre de 2024

La fórmula del éxito comunicativo de Dale Carnegie



El autor del libro "Cómo ganar amigos e influir en las personas", nos deja grandes consejos de cara a ser un gran comunicador e influenciador. A continuación me gustaría destacar algunas de sus claves y así desentrañar cuál es la fórmula del éxito comunicativo.

En primer lugar, se debe priorizar la comprensión y el reconocimiento de la perspectiva de la otra persona. Hay que evitar en la medida de lo posible las críticas, las condenas y las quejas, y centrarse en demostrar un aprecio sincero por sus puntos de vista y deseos. Al mostrar un interés genuino por sus pensamientos y sentimientos, puedes crear una base de respeto y receptividad que haga a la otra persona más receptiva a tu mensaje. Algo que claramente queremos.

En segundo lugar, hay que adaptar el mensaje a sus intereses y aspiraciones. En lugar de centrarte en tus propias necesidades o deseos, destaca cómo tu mensaje puede satisfacer sus deseos y ayudarle a alcanzar sus metas. Hay que conectar el mensaje a sus valores, aspiraciones y experiencias personales, haciéndolo más relevante y atractivo, sabemos que si un mensaje ataca a tus necesidades básicas es más efectivo, puesto que le prestas más atención.

En tercer lugar, presenta tu mensaje de forma clara, convincente y atractiva. Sabemos que uno de los problemas a la hora de comprender un mensaje es la maldición de la abstracción, por lo que cuanto más claro y sencillo sea el mensaje, mejor se entenderá, y si se comprende, tendrá más poder persuasivo, tal y como explica la Teoría del Aprendizaje de Hovland. Destaca la importancia de la escucha activa, animando a la otra persona a expresar sus pensamientos y sentimientos. Esto no solo te ayudará a comprender mejor su punto de vista, sino que también les hará sentirse valorados y respetados, aumentando su receptividad a tus ideas.

En cuarto lugar, si puedes, utiliza técnicas como la dramatización y la narración para que tu mensaje sea memorable e impactante. En lugar de limitarte a exponer hechos, presenta las ideas de forma atractiva, utilizando ejemplos, anécdotas y elementos visuales para captar la atención. Puedes emplear el método socrático, formulando preguntas capciosas que susciten acuerdo, guiando al receptor gradualmente hacia la conclusión deseada.

Por último, inspira a la acción, apelando a sus motivos más nobles y presentándoles un reto. Si consigues enmarcar el mensaje de forma que encaje con sus ideales y su deseo de contribuir a un bien mayor, será capaz de ser mucho más persuasivo. Al reconocer su importancia y darles un sentido de propiedad sobre la idea, puedes animarles a actuar y marcar una diferencia positiva.

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